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Obispo de Ginebra, Fundador de las Religiosas de la Visitación en 1610. Gigante de la Pedagogía cristiana por la claridad de su espíritu, por la belleza de su corazón y por la profundidad de su doctrina ascética, pastoral, eclesial y cristocéntrica. Sus intuiciones han orientado multitud de obras posteriores. Y su amor ardiente a las almas ha inspirado a muchos, que descubrieron en sus escritos lo que es trabajar por la Iglesia.
Nació en 1567 en el Castillo de Thorens, cerca de Ginebra. Estudió con los Capuchinos en Annecy. Luego siguió estudios en París con los jesuitas. Y en 1588 estudió Derecho en Padua. En 1591 obtuvo el Doctorado en ambos Derechos y en Teología. El 18 de Diciembre de 1593 recibió en Ginebra la ordenación sacerdotal. En 1594 el Duque de Saboya, su Obispo Claudio de Granier, le confió la predicación a los herejes de Chablais. Escribió para los que no le querían escuchar, en forma de hojas sueltas, las "Meditaciones sobre la Iglesia", que los herejes leían en secreto cumpliendo su intención de informar.
En 1596 fue designado para la parroquia de S. Hipólito, en Thonon. Logró la conversión de más de 3.000 calvinistas, en presencia del Nuncio y del Duque de Saboya. En 1598 predicó en Roma ante el Papa Clemente VIII. Fue designado Obispo coadjutor de Ginebra. Fue consagrado el 8 de Diciembre de 1602, por Mons. Grimaldo, Arzobispo de Viena.
En 1604 conoció en Dijón a la Baronesa Juana Francisca Fremiot de Chantal, a quien confió la educación de su hermana pequeña. Con ella comenzó a perfilar el Instituto de la Visitación de Nuestra Señora. En 1609 escribió su obra más popular: "Introducción a la vida devota". Incrementó sus actividades de predicador. En 1616 sacó su obra más sistemáticas: "Tratado del Amor de Dios."
En 1622 falleció víctima de una apoplejía, después de intensos años de predicación y de haber transformado Ginebra, de donde, como Obispo, era también príncipe. Fue beatificado en el 28 de Diciembre de 1661 por Alejandro VII y canonizado el 19 de Abril de 1665. El 19 de Julio de 1877 fue declarado Doctor de la Iglesia por Pío IX. Tradicionalmente se le considera patrono de los periodistas por la abundancia de sus escritos y el valor significativo que dio a los escritos para llegar a las almas de lo que se empecinaban en el error.
Además de los citados escritos, dejó gran cantidad de libros y folletos, entre los que se pueden citar: “Meditaciones sobre la Iglesia", "Estandarte de la Cruz", "Conversaciones espirituales" y "Sermones y oraciones fúnebres.
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